Sergio Massa y una oportunidad de tranquilizar la economía

Cumpliéndose un mes desde su asunción como “capitán” de la política económica, el ex presidente de la Cámara de Diputados y el abogado Sergio Massa logró hacerse cargo del Ministerio de Economía con una doble tregua:

Primero la tregua política entre Alberto Fernández y Cristina Fernández, que detuvieron los destructivos cruces públicos al interior del oficialismo para delegar –ante el desesperante escenario de corrida cambiaria- buena parte de la botonera al tigrense.

Por otro lado, habiendo logrado el aval de los otros dos principales socios del Frente de Todos para concentrar en el Ministerio de Economía muchas funciones y áreas vinculadas que estaban dispersos en varios ministerios, Massa logró una tregua con los mercados frente a la expectativa que generó su llegada y las señales y anuncios que fue realizando, pese a que no constituyeran un plan integral y que muchas faltan concretarse e implementarse.

La señal más clara de ello se puede ver en las cotizaciones de los dólares informales y financieros: cayeron y se mantuvieron debajo de los $ 300,  luego de los máximos tocados durante la gestión Batakis. Además las reservas internacionales del Banco Central dejaron de caer y empezaron a recuperarse, aunque muy moderadamente y a costa de nuevas restricciones a importaciones y de acceso a las divisas.

Las dudas y riesgos siguen siendo múltiples. En primer lugar, aunque hasta ahora su gestión recibió un aval parcialmente explícito de la poderosa vicepresidente, desde el primer día la pregunta es cuánto durará ese respaldo político y ese “giro ortodoxo” no asumido por la ex presidente para el ordenamiento fiscal y monetario. En otras palabras, la consistencia de esa nueva “delegación” de poder para que el oficialismo llegue en mejores condiciones a las elecciones de 2023.

En segundo lugar, hay numerosos desafíos políticos y macroeconómicos para que los anuncios e intenciones anunciadas permitan cumplir y avanzar en el diseño acordado con el FMI, que la frágil situación del Banco Central siga permitiendo controlar el frente cambiario, y que los distintos actores políticos, sociales y económicos colaboren para en un contexto inflacionario y de escasez extrema de dólares para el sistema productivo.

También la respuesta mediática y política de Cristina a los alegatos en su contra de los fiscales en la causa de la obra pública en Santa Cruz, que la devolvieron a un protagonismo en la agenda que luego se reforzó con el aparente intento de homicidio que ocurrió en Recoleta, están alterando el escenario político; una mayor polarización podría hacer naufragar el diálogo y algunos acuerdos fundamentales para respaldar medidas y leyes en el Congreso.