ArgenMedios se despide en un momento que puede ser bisagra también para nuestro país
A meses de que se defina en elecciones el rumbo de nuestro país por los próximos años, las dos coaliciones que vienen definiendo la política argentina en al menos la última década están mostrando algunos cambios importantes. Y ocurre en el marco de una acumulación de crisis nuevamente: de representación política, de deterioro constante de las condiciones sociales y económicas, y en un nivel inédito de confrontación también al interior de la alianza de gobierno que ha sido preponderante y ha conservado una porción clave de poder incluso cuando dejó de gobernar entre 2015 y 2019.
Hace apenas unos días, el ex presidente Mauricio Macri anunció y confirmó que no participará de estas elecciones como candidato. El pasado 6 de diciembre, tras la condena recibida por la denominada Causa Vialidad -a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua- Cristina Fernández de Kirchner dijo que no iba a ser candidata a nada. Y aunque coquetea aún con candidatearse “a pedido del pueblo” -impulsando un “operativo clamor” a través de un relato de supuesta proscripción-, lo cierto es el panorama electoral para ambos ex presidentes no venía siendo el ideal.
Para el Frente de Todos hay un convencimiento generalizado o resignación de que se encaminan a una derrota a nivel nacional, y buscan asegurarse algunos territorios para refugiarse políticamente y desde donde poder resistir conservando el mayor poder que sea posible. Así se entiende el desembarco de Massa y la “claudicación ideológica” que implicó abrazar el ajuste y las medidas acordadas con el FMI, a costa de que la economía no desbarranque completamente y permitir al menos un derrota digna.
Sin embargo, el liderazgo indiscutible hasta hace poco de Cristina está dejando de serlo, y hasta el Presidente Alberto Fernández, en otros tiempos fácilmente manipulable por su compañera de fórmula y sus resortes, ya resiste varias imposiciones, entre ellas la de renunciar a una candidatura que permitiría limpiarlo del Frente luego de que cumpla su mandato. Y las luchas intestinas en el oficialismo están paralizando buena parte de la gestión y generando incontables problemas institucionales y para el sector privado, así como la suspensión de hecho del funcionamiento del Congreso hace meses.
El reciente apartamiento de 5 senadores del bloque oficialista terminó de sepultar el control vicepresidencial del Senado, al tiempo que es signo de una rebelión del peronismo del interior ante la indignante incomunicación y guerra entre Alberto y Cristina. La vicepresidente tampoco ha dado muestras de querer ocupar nuevamente la presidencia, siendo que es la primera en la línea de sucesión, sino más bien que todo su caudal político parece estar orientado a imponerle decisiones al Presidente -pero sin que renuncie- y a borrar las amenazas que desde la Justicia se ciernen sobre ella y su familia.
Es así que los dos protagonistas centrales de la grieta de la última década están viendo y seguirán viendo menguar su gravitación en el poder: aún cuando logren ciertas victorias, deberán ver cómo otros dirigentes cobran protagonismo. En Juntos por el Cambio ya hay varios dirigentes perfilándose para el recambio, que en las últimas semanas llegaron a tener roces importantes, mientras que en el peronismo todavía no hay quien pueda canalizar como ella el grueso del cristinismo, aunque tampoco esté garantizada la unidad y la continuidad del Frente de Todos.
Desde ArgenMedios queremos creer que estos nuevos protagonistas puedan aprovechar una nueva oportunidad que se puede abrir para nuestro país, que a pesar de tantas discordias, corrupción, egocentrismos y hasta patologías que vienen hundiendo al país en la decadencia, sigue teniendo tantos recursos y sectores de la sociedad prometedores. Y que con un poco de cordura y sentido común pueden abrirse camino, a pesar de que los desafíos inmediatos y estructurales no son para nada sencillos.
Rogamos a Dios porque estas esperanzas de un nuevo país puedan volverse realidad.